domingo, 7 de diciembre de 2008

Serpientes marinas
cabalgan en tus laberintos
arrastran siglos,
planetas, una taza de café,
dos poemas de Neruda,
y las cruces del insomnio.
Serpientes de fuego y arcilla
que entretejen la voz de los sepulcros
cuando la noche se derrite
en los ojos del papel,
las serpientes emergen de la poesía,
inundan habitaciones, fotografías,
madera, irenzos
condones con olor.

A carne muerta.
Serpientes, flotan entre tus dientes
las beso, las fornico, las incinero…
y tú clavas tu misterio en la yugular
del asfalto.

En ríos de peces radioactivos
en la tumba de mi espalda azul.

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