domingo, 7 de diciembre de 2008

Escribir para reactivar amores clandestinos

que navegan en los sótanos de la memoria.

Invocación tumultuaria de vírgenes

que se arremolinan en el cementerio

urbano de los deseos.

Escribir para tomar por asalto

los senos ocultos del atardecer

absorber sus risas, tintas

palabras enrojecidas

Tiempos oscuros de los amantes,

donde no hay tregua para nadie

Escribir resucita los volcanes de la piel

eclipsando el cáncer de los ojos

vitaliza a los muertos amantes.

Ellas son la unidad carnal

las que han explorado la piel del día

las que se sumergen en las ojeras

de la noche para buscar un cielo

prometido de incendios.

II

Tecleo tu nombre debajo del caos

un eclipse juguetea por tus ojos.

Hay un pene duro

entre tus piernas ensangrentadas.

las voces-neblina del atardecer

toneladas de lagrimas doradas

que construyen un aserradero de piernas

De las amantes enmohecidas. . .

Se miran hasta hacer estallar los días

ocultan kilómetros de vísceras.

De los amantes sus caricias multiplicadas a la impotencia

sus amores clandestinos.

Son animales nocturnos que se rasgan la piel

para cambiar a otros paraísos y dimensiones

son animales insaciables de fluidos

acuaticas sombras que se entrecruzan

gimen, lloran, resucitan

no al tercer día

sino al siguiente orgasmo

Mujeres narcotizadas de abandonó

Niña oscuridad narcotizada de azul

te despojas del cielo que cubre tu desnudez

Tu cuerpo es un navío flotando en el charco

naufraga en llamas.

Niña cuerpo, tumba,

cocainómana en noches salvajes

Desamor que se rebela contra tus corazones disecados

¡Hay una absurda guerra

en cada beso, segundo, vagina

y sueños!

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