Como el inicio del caos
donde sepulte la imagen cóncava
de la carcajada que siniestro cielos
inflamados de poesía
donde pinte con aerosol
mil veces tu nombre sofocante
y la sombra de tus infiernos.
Que tatué en las criptas pestañas anaranjadas,
del polvo de un olvido,
mastificado,
erosionado dulcemente y perverso
escribí una declaración en lo más profundo
de la garganta de una mujer dormida,
besé cada segundo de su piel infectada
de llanto y cenizas.
Mis labios recorrieron las sábanas fúnebres
donde reposan tantos cadáveres como soles.
Mictlan,
lugar de mis muertos
tritura tus huesos de sal
y vomito ecos donde moran
que nunca llegarán
los silencios del amanecer.
domingo, 7 de diciembre de 2008
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